Desde una ventana cualquiera, sin motivo aparente, como caído del cielo, se deja oír una ronca y aguardentosa voz de ultratumba que desconcierta a todo mundo... ¡Ya cállate!
Atardeceres hemos visto, por lo menos, uno cada día, pero pocos como los que se gozan en la playita de Barcelona, ¡que lo digo yo me cago en la mar!...
Que mejor parquin para la bici, que mejor lugar para el paseo fraternal o para una cerveza en la terraza, que mejor lugar que la cojonuda Plaza Real...